La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha indicado que los días de trabajo perdidos debido a motivos relacionados con la seguridad y la salud constituyen cerca del 4% del PIB mundial; no es, por tanto, una cuestión menor.
Asimismo, y cuando todavía quedan muchos problemas por resolver en materia de prevención de riesgos laborales, la OIT ha destacado que, desde hace ya unos años, están apareciendo nuevas causas de accidentes y enfermedades directamente relacionadas con un nuevo entorno laboral digitalizado e interconectado, que está generando toda una nueva problemática que requerirá de nuevas medidas de prevención diseñadas para eliminar o, al menos, mitigar estos nuevos riesgos laborales.
No hay duda de que la tecnología está siendo de gran ayuda para lograr una mayor seguridad en el trabajo -las máquinas están sustituyendo a los trabajadores en un gran número de trabajos peligrosos-, pero la Organización Internacional del Trabajo recomienda que no se pierda de vista que esta evolución constante de las tecnologías pone en peligro el bienestar del empleado, no solo por el exceso de trabajo, sino como consecuencia de la hiperconectividad, la continua conexión de la mente con el teléfono móvil, el correo electrónico y las redes sociales.
Esta circunstancia resulta tan evidente que la ley, siempre a remolque de la realidad, ha empezado ya a dar sus primeros pasos para regular la desconexión laboral, como en el caso de Francia, de hace un par de años, o el más reciente de España, con la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha indicado que los días de trabajo perdidos debido a motivos relacionados con la seguridad y la salud constituyen cerca del 4% del PIB mundial; no es, por tanto, una cuestión menor.
Asimismo, y cuando todavía quedan muchos problemas por resolver en materia de prevención de riesgos laborales, la OIT ha destacado que, desde hace ya unos años, están apareciendo nuevas causas de accidentes y enfermedades directamente relacionadas con un nuevo entorno laboral digitalizado e interconectado, que está generando toda una nueva problemática que requerirá de nuevas medidas de prevención diseñadas para eliminar o, al menos, mitigar estos nuevos riesgos laborales.
No hay duda de que la tecnología está siendo de gran ayuda para lograr una mayor seguridad en el trabajo -las máquinas están sustituyendo a los trabajadores en un gran número de trabajos peligrosos-, pero la Organización Internacional del Trabajo recomienda que no se pierda de vista que esta evolución constante de las tecnologías pone en peligro el bienestar del empleado, no solo por el exceso de trabajo, sino como consecuencia de la hiperconectividad, la continua conexión de la mente con el teléfono móvil, el correo electrónico y las redes sociales.
Esta circunstancia resulta tan evidente que la ley, siempre a remolque de la realidad, ha empezado ya a dar sus primeros pasos para regular la desconexión laboral, como en el caso de Francia, de hace un par de años, o el más reciente de España, con la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha indicado que los días de trabajo perdidos debido a motivos relacionados con la seguridad y la salud constituyen cerca del 4% del PIB mundial; no es, por tanto, una cuestión menor.
Asimismo, y cuando todavía quedan muchos problemas por resolver en materia de prevención de riesgos laborales, la OIT ha destacado que, desde hace ya unos años, están apareciendo nuevas causas de accidentes y enfermedades directamente relacionadas con un nuevo entorno laboral digitalizado e interconectado, que está generando toda una nueva problemática que requerirá de nuevas medidas de prevención diseñadas para eliminar o, al menos, mitigar estos nuevos riesgos laborales.
No hay duda de que la tecnología está siendo de gran ayuda para lograr una mayor seguridad en el trabajo -las máquinas están sustituyendo a los trabajadores en un gran número de trabajos peligrosos-, pero la Organización Internacional del Trabajo recomienda que no se pierda de vista que esta evolución constante de las tecnologías pone en peligro el bienestar del empleado, no solo por el exceso de trabajo, sino como consecuencia de la hiperconectividad, la continua conexión de la mente con el teléfono móvil, el correo electrónico y las redes sociales.
Esta circunstancia resulta tan evidente que la ley, siempre a remolque de la realidad, ha empezado ya a dar sus primeros pasos para regular la desconexión laboral, como en el caso de Francia, de hace un par de años, o el más reciente de España, con la Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre.