“En países avanzados, la investigación solo produce retorno local si tiene nivel internacional”
¿Puede definir el rol que puede ejercer nuestro país, a través del ICFO, en lo que se viene en llamar ‘investigación de frontera’?
En países avanzados como el nuestro, la investigación solo produce retorno local si tiene nivel internacional. El terreno de juego para una sociedad como la nuestra es el mundo o, como mínimo, la Unión Europea. A diferencia de lo que ocurre con actividades muy importantes y necesarias que se basan en productos de proximidad, las empresas tecnológicas operan en entornos globales. Si por desgracia necesitamos un tratamiento de quimioterapia vamos a querer que nos proporcionen el mejor que exista, aunque no esté fabricado en nuestra ciudad. La cuestión es que, cuando un país se dota de investigación de frontera, es para que algunos de tales tratamientos se fabriquen, o por lo menos se diseñen, cerca.
¿Cuáles son las aplicaciones actuales de la disciplina? ¿Y su impacto económico?
La Comisión Europea estimó que las tecnologías fotónicas sustentan más del 10% de la economía de la Unión. Esto se debe a que la fotónica, como la electrónica, son lo que se denomina tecnologías habilitadoras. Por citar ejemplos cotidianos, Internet no existiría como infraestructura de uso universal de ciudadanos y entidades sin la fotónica que hace posible la red que transporta la casi totalidad de las comunicaciones de larga distancia; tampoco los teléfonos móviles serían para nada lo que son, ni lo que permiten, sin su pantalla; ni se podría aprovechar la energía fotovoltaica sin sistemas para captar fotones solares; ni los hospitales tendrían muchas de las herramientas de imagen y diagnóstico de las que disponen; y un largo etcétera. Con frecuencia, la fotónica “está dentro de la caja” y su presencia no es obvia, pero sin ella nuestra sociedad sería radicalmente distinta a la actual.
¿Qué consideración merece la especialidad por parte de la Unión Europea?
La fotónica y sus áreas de aplicación principales –esto es, Medicina y Salud, Energía Solar y Tecnologías de la Información– son absolutamente prioritarias para la UE. En lenguaje de la Comisión, “Health, Digital and Green” son tres de las áreas prioritarias para uso de los fondos NextGen. De hecho, la mayoría de proyectos de investigación que ejecutamos en nuestro centro forman parte de programas estratégicos de la Comisión.
¿La capacidad científica y la existencia de entornos sociales e industriales robustos son vasos comunicantes? ¿Cómo ve Catalunya desde esta óptica?
A la vez, con inmenso potencial y con capacidad de mejora. Durante los próximos años y décadas vamos a asistir a la transformación de sectores industriales y económicos enteros, por ejemplo, en la adopción de industrias, procesos, servicios, productos y energías descarbonizadas. No hay ningún obstáculo no solucionable que nos impida tener un papel protagonista en tal transformación, para beneficio de la humanidad en general y de nuestra sociedad en particular.
Ciencia y filantropía van de la mano a menudo. ¿El apoyo público a la ciencia es y será, en lo intrínseco, siempre insuficiente?
En los países avanzados, el apoyo a la investigación se fundamenta en recursos públicos, gubernamentales. El motivo es que la investigación es un bien común, que beneficia a la sociedad en su conjunto. La filantropía es un acto voluntario, de personas o entidades que deciden donar sus recursos privados a causas concretas que quieren apoyar. Es un acto de gran generosidad que hay que aplaudir. Para nuestro instituto, el apoyo de las Fundaciones Privadas Cellex, Mir-Puig, Caixa, AXA, Cataluña-La Pedrera, Gordon and Betty Moore, y Ribas-Araquistain, entre otras, ha sido capital.
¿Cómo balancear la retención del talento y la captación de materia gris foránea? ¿Qué modelo rige en el ICFO?
En gran medida, la investigación de impacto es una actividad totalmente internacionalizada que en los países avanzados ejecuta personal de muchas nacionalidades. El ICFO no es una excepción. En paralelo, tenemos programas, centrados en jóvenes, restringidos a personas del entorno. Se benefician de ellos, con gran aprovechamiento, muchas personas.
“En países avanzados, la investigación solo produce retorno local si tiene nivel internacional”
¿Puede definir el rol que puede ejercer nuestro país, a través del ICFO, en lo que se viene en llamar ‘investigación de frontera’?
En países avanzados como el nuestro, la investigación solo produce retorno local si tiene nivel internacional. El terreno de juego para una sociedad como la nuestra es el mundo o, como mínimo, la Unión Europea. A diferencia de lo que ocurre con actividades muy importantes y necesarias que se basan en productos de proximidad, las empresas tecnológicas operan en entornos globales. Si por desgracia necesitamos un tratamiento de quimioterapia vamos a querer que nos proporcionen el mejor que exista, aunque no esté fabricado en nuestra ciudad. La cuestión es que, cuando un país se dota de investigación de frontera, es para que algunos de tales tratamientos se fabriquen, o por lo menos se diseñen, cerca.
¿Cuáles son las aplicaciones actuales de la disciplina? ¿Y su impacto económico?
La Comisión Europea estimó que las tecnologías fotónicas sustentan más del 10% de la economía de la Unión. Esto se debe a que la fotónica, como la electrónica, son lo que se denomina tecnologías habilitadoras. Por citar ejemplos cotidianos, Internet no existiría como infraestructura de uso universal de ciudadanos y entidades sin la fotónica que hace posible la red que transporta la casi totalidad de las comunicaciones de larga distancia; tampoco los teléfonos móviles serían para nada lo que son, ni lo que permiten, sin su pantalla; ni se podría aprovechar la energía fotovoltaica sin sistemas para captar fotones solares; ni los hospitales tendrían muchas de las herramientas de imagen y diagnóstico de las que disponen; y un largo etcétera. Con frecuencia, la fotónica “está dentro de la caja” y su presencia no es obvia, pero sin ella nuestra sociedad sería radicalmente distinta a la actual.
¿Qué consideración merece la especialidad por parte de la Unión Europea?
La fotónica y sus áreas de aplicación principales –esto es, Medicina y Salud, Energía Solar y Tecnologías de la Información– son absolutamente prioritarias para la UE. En lenguaje de la Comisión, “Health, Digital and Green” son tres de las áreas prioritarias para uso de los fondos NextGen. De hecho, la mayoría de proyectos de investigación que ejecutamos en nuestro centro forman parte de programas estratégicos de la Comisión.
¿La capacidad científica y la existencia de entornos sociales e industriales robustos son vasos comunicantes? ¿Cómo ve Catalunya desde esta óptica?
A la vez, con inmenso potencial y con capacidad de mejora. Durante los próximos años y décadas vamos a asistir a la transformación de sectores industriales y económicos enteros, por ejemplo, en la adopción de industrias, procesos, servicios, productos y energías descarbonizadas. No hay ningún obstáculo no solucionable que nos impida tener un papel protagonista en tal transformación, para beneficio de la humanidad en general y de nuestra sociedad en particular.
Ciencia y filantropía van de la mano a menudo. ¿El apoyo público a la ciencia es y será, en lo intrínseco, siempre insuficiente?
En los países avanzados, el apoyo a la investigación se fundamenta en recursos públicos, gubernamentales. El motivo es que la investigación es un bien común, que beneficia a la sociedad en su conjunto. La filantropía es un acto voluntario, de personas o entidades que deciden donar sus recursos privados a causas concretas que quieren apoyar. Es un acto de gran generosidad que hay que aplaudir. Para nuestro instituto, el apoyo de las Fundaciones Privadas Cellex, Mir-Puig, Caixa, AXA, Cataluña-La Pedrera, Gordon and Betty Moore, y Ribas-Araquistain, entre otras, ha sido capital.
¿Cómo balancear la retención del talento y la captación de materia gris foránea? ¿Qué modelo rige en el ICFO?
En gran medida, la investigación de impacto es una actividad totalmente internacionalizada que en los países avanzados ejecuta personal de muchas nacionalidades. El ICFO no es una excepción. En paralelo, tenemos programas, centrados en jóvenes, restringidos a personas del entorno. Se benefician de ellos, con gran aprovechamiento, muchas personas.
“En países avanzados, la investigación solo produce retorno local si tiene nivel internacional”
¿Puede definir el rol que puede ejercer nuestro país, a través del ICFO, en lo que se viene en llamar ‘investigación de frontera’?
En países avanzados como el nuestro, la investigación solo produce retorno local si tiene nivel internacional. El terreno de juego para una sociedad como la nuestra es el mundo o, como mínimo, la Unión Europea. A diferencia de lo que ocurre con actividades muy importantes y necesarias que se basan en productos de proximidad, las empresas tecnológicas operan en entornos globales. Si por desgracia necesitamos un tratamiento de quimioterapia vamos a querer que nos proporcionen el mejor que exista, aunque no esté fabricado en nuestra ciudad. La cuestión es que, cuando un país se dota de investigación de frontera, es para que algunos de tales tratamientos se fabriquen, o por lo menos se diseñen, cerca.
¿Cuáles son las aplicaciones actuales de la disciplina? ¿Y su impacto económico?
La Comisión Europea estimó que las tecnologías fotónicas sustentan más del 10% de la economía de la Unión. Esto se debe a que la fotónica, como la electrónica, son lo que se denomina tecnologías habilitadoras. Por citar ejemplos cotidianos, Internet no existiría como infraestructura de uso universal de ciudadanos y entidades sin la fotónica que hace posible la red que transporta la casi totalidad de las comunicaciones de larga distancia; tampoco los teléfonos móviles serían para nada lo que son, ni lo que permiten, sin su pantalla; ni se podría aprovechar la energía fotovoltaica sin sistemas para captar fotones solares; ni los hospitales tendrían muchas de las herramientas de imagen y diagnóstico de las que disponen; y un largo etcétera. Con frecuencia, la fotónica “está dentro de la caja” y su presencia no es obvia, pero sin ella nuestra sociedad sería radicalmente distinta a la actual.
¿Qué consideración merece la especialidad por parte de la Unión Europea?
La fotónica y sus áreas de aplicación principales –esto es, Medicina y Salud, Energía Solar y Tecnologías de la Información– son absolutamente prioritarias para la UE. En lenguaje de la Comisión, “Health, Digital and Green” son tres de las áreas prioritarias para uso de los fondos NextGen. De hecho, la mayoría de proyectos de investigación que ejecutamos en nuestro centro forman parte de programas estratégicos de la Comisión.
¿La capacidad científica y la existencia de entornos sociales e industriales robustos son vasos comunicantes? ¿Cómo ve Catalunya desde esta óptica?
A la vez, con inmenso potencial y con capacidad de mejora. Durante los próximos años y décadas vamos a asistir a la transformación de sectores industriales y económicos enteros, por ejemplo, en la adopción de industrias, procesos, servicios, productos y energías descarbonizadas. No hay ningún obstáculo no solucionable que nos impida tener un papel protagonista en tal transformación, para beneficio de la humanidad en general y de nuestra sociedad en particular.
Ciencia y filantropía van de la mano a menudo. ¿El apoyo público a la ciencia es y será, en lo intrínseco, siempre insuficiente?
En los países avanzados, el apoyo a la investigación se fundamenta en recursos públicos, gubernamentales. El motivo es que la investigación es un bien común, que beneficia a la sociedad en su conjunto. La filantropía es un acto voluntario, de personas o entidades que deciden donar sus recursos privados a causas concretas que quieren apoyar. Es un acto de gran generosidad que hay que aplaudir. Para nuestro instituto, el apoyo de las Fundaciones Privadas Cellex, Mir-Puig, Caixa, AXA, Cataluña-La Pedrera, Gordon and Betty Moore, y Ribas-Araquistain, entre otras, ha sido capital.
¿Cómo balancear la retención del talento y la captación de materia gris foránea? ¿Qué modelo rige en el ICFO?
En gran medida, la investigación de impacto es una actividad totalmente internacionalizada que en los países avanzados ejecuta personal de muchas nacionalidades. El ICFO no es una excepción. En paralelo, tenemos programas, centrados en jóvenes, restringidos a personas del entorno. Se benefician de ellos, con gran aprovechamiento, muchas personas.