“Nadie ha preparado a los autónomos para afrontar el reto de la digitalización”
¿Cómo valora la evolución de las cifras del RETA en 2019?
Desde que comenzó el año hasta el mes octubre el RETA ha sumado 17.313 autónomos, una tercera parte de lo que lo hizo en el mismo periodo de 2018, cuando sumó 53.934 autónomos, es decir, un crecimiento en 2019 un 68% inferior al que se produjo en 2018. Ello revela que el dinamismo en el crecimiento de autónomos se ha reducido de forma drástica y confirma -junto al incremento en 100.000 parados y a que se crea un 23,8% menos de empleo que en 2018- el mal ciclo para el empleo.
¿Puede caracterizar al autónomo en pluriactividad? ¿Es una figura emergente?
El autónomo en pluriactividad es aquel que simultáneamente cotiza en el Régimen General y en el RETA y es una figura en auge desde la crisis: desde 2009 se han incrementado en un 41% y en el tercer trimestre de este año ya son 123.984 personas en esa situación. Pero lo relevante es que, si bien la evolución positiva de esta figura durante la crisis podía explicarse por la búsqueda de ingresos adicionales, desde 2013 hasta ahora, periodo donde se producen los mayores incrementos, la evolución responde a la irrupción de la economía digital.
Las elecciones del 10 de noviembre son las cuartas convocadas en el último cuatrienio. ¿Va ello en detrimento de la estabilidad, la confianza y la certidumbre necesarias para la buena evolución del mercado laboral?
La incertidumbre política y la parálisis institucional impactan en la evolución del mercado de trabajo. La incertidumbre afecta a la capacidad de planificación y a la toma de decisiones por parte del autónomo, sobre todo a la hora de contratar. Tanto es así que en lo que llevamos de 2019, bajo el paraguas de los autónomos se han creado 32.000 empleos, un 60% menos que en 2018. Por otro lado, la parálisis institucional impacta sobre la cadena de empresas y negocios que trabajan con la administración pública, al producirse la dilación en la contratación de servicios, así como el tan temible “cierre de caja” y el aumento de la morosidad, que ya se está dando.
Desde la organización que preside se viene denunciando el incumplimiento por parte de las administraciones públicas de la Ley de Morosidad. ¿Ve una solución realista al problema?
Los plazos legales de pago a proveedores no se respetarán nunca si no existe sanción al incumplimiento de los mismos. La tramitación del régimen sancionador quedó en suspenso tras la convocatoria de elecciones a primeros de año, dejando de nuevo este tema sin resolver. En tiempos de desaceleración económica la morosidad es un arma de destrucción masiva del tejido empresarial y lo es aún más para los autónomos, el eslabón más débil. Y sí, hay una solución realista: tolerancia cero tanto en el sector público como en el privado mediante la sanción de cuándo ésta responde a un comportamiento reiterado y no justificado con el fin de financiarse de los proveedores.
¿Cómo interpreta las señales económicas que alertan de una desaceleración de las principales economías desarrolladas? ¿Puede vaticinar los efectos de la misma en materia de empleo?
Ya estamos viendo signos de desaceleración e incluso de recesión en Europa y por desgracia, a las amenazas globales para la economía, el Brexit y las guerras comerciales de Estados Unidos, se suma la inestabilidad política, lo que impide tomar las medidas necesarias para enfrentar tales desafíos. En España, pese a que mostramos cierta fortaleza en cuanto a nuestra economía y al empleo en comparación con nuestros vecinos, si no somos capaces de recuperar la normalidad institucional para enfrentar tanto el desafío territorial como la marcha de la economía, lo primero que se va a resentir es el empleo.
¿El colectivo de trabajadores autónomos puede verse afectado con más intensidad por la brecha digital?
Sí, un claro ejemplo de ello es la crisis del comercio y la caída de autónomos en el sector. Nadie ha preparado a los autónomos para afrontar el reto de la digitalización, no se han destinado recursos a formarlos ni a propiciar el diálogo con la nueva economía digital para crecer de la mano en vez de competir en desigualdad de condiciones. Lo único que se ha hecho hasta ahora es hablarles de términos que no entienden, de herramientas que no saben usar y decirles que deben hacerlo solos. Luego algunos se sorprenden de la conflictividad que se genera entre sectores tradicionales y digitales.
“Nadie ha preparado a los autónomos para afrontar el reto de la digitalización”
¿Cómo valora la evolución de las cifras del RETA en 2019?
Desde que comenzó el año hasta el mes octubre el RETA ha sumado 17.313 autónomos, una tercera parte de lo que lo hizo en el mismo periodo de 2018, cuando sumó 53.934 autónomos, es decir, un crecimiento en 2019 un 68% inferior al que se produjo en 2018. Ello revela que el dinamismo en el crecimiento de autónomos se ha reducido de forma drástica y confirma -junto al incremento en 100.000 parados y a que se crea un 23,8% menos de empleo que en 2018- el mal ciclo para el empleo.
¿Puede caracterizar al autónomo en pluriactividad? ¿Es una figura emergente?
El autónomo en pluriactividad es aquel que simultáneamente cotiza en el Régimen General y en el RETA y es una figura en auge desde la crisis: desde 2009 se han incrementado en un 41% y en el tercer trimestre de este año ya son 123.984 personas en esa situación. Pero lo relevante es que, si bien la evolución positiva de esta figura durante la crisis podía explicarse por la búsqueda de ingresos adicionales, desde 2013 hasta ahora, periodo donde se producen los mayores incrementos, la evolución responde a la irrupción de la economía digital.
Las elecciones del 10 de noviembre son las cuartas convocadas en el último cuatrienio. ¿Va ello en detrimento de la estabilidad, la confianza y la certidumbre necesarias para la buena evolución del mercado laboral?
La incertidumbre política y la parálisis institucional impactan en la evolución del mercado de trabajo. La incertidumbre afecta a la capacidad de planificación y a la toma de decisiones por parte del autónomo, sobre todo a la hora de contratar. Tanto es así que en lo que llevamos de 2019, bajo el paraguas de los autónomos se han creado 32.000 empleos, un 60% menos que en 2018. Por otro lado, la parálisis institucional impacta sobre la cadena de empresas y negocios que trabajan con la administración pública, al producirse la dilación en la contratación de servicios, así como el tan temible “cierre de caja” y el aumento de la morosidad, que ya se está dando.
Desde la organización que preside se viene denunciando el incumplimiento por parte de las administraciones públicas de la Ley de Morosidad. ¿Ve una solución realista al problema?
Los plazos legales de pago a proveedores no se respetarán nunca si no existe sanción al incumplimiento de los mismos. La tramitación del régimen sancionador quedó en suspenso tras la convocatoria de elecciones a primeros de año, dejando de nuevo este tema sin resolver. En tiempos de desaceleración económica la morosidad es un arma de destrucción masiva del tejido empresarial y lo es aún más para los autónomos, el eslabón más débil. Y sí, hay una solución realista: tolerancia cero tanto en el sector público como en el privado mediante la sanción de cuándo ésta responde a un comportamiento reiterado y no justificado con el fin de financiarse de los proveedores.
¿Cómo interpreta las señales económicas que alertan de una desaceleración de las principales economías desarrolladas? ¿Puede vaticinar los efectos de la misma en materia de empleo?
Ya estamos viendo signos de desaceleración e incluso de recesión en Europa y por desgracia, a las amenazas globales para la economía, el Brexit y las guerras comerciales de Estados Unidos, se suma la inestabilidad política, lo que impide tomar las medidas necesarias para enfrentar tales desafíos. En España, pese a que mostramos cierta fortaleza en cuanto a nuestra economía y al empleo en comparación con nuestros vecinos, si no somos capaces de recuperar la normalidad institucional para enfrentar tanto el desafío territorial como la marcha de la economía, lo primero que se va a resentir es el empleo.
¿El colectivo de trabajadores autónomos puede verse afectado con más intensidad por la brecha digital?
Sí, un claro ejemplo de ello es la crisis del comercio y la caída de autónomos en el sector. Nadie ha preparado a los autónomos para afrontar el reto de la digitalización, no se han destinado recursos a formarlos ni a propiciar el diálogo con la nueva economía digital para crecer de la mano en vez de competir en desigualdad de condiciones. Lo único que se ha hecho hasta ahora es hablarles de términos que no entienden, de herramientas que no saben usar y decirles que deben hacerlo solos. Luego algunos se sorprenden de la conflictividad que se genera entre sectores tradicionales y digitales.
“Nadie ha preparado a los autónomos para afrontar el reto de la digitalización”
¿Cómo valora la evolución de las cifras del RETA en 2019?
Desde que comenzó el año hasta el mes octubre el RETA ha sumado 17.313 autónomos, una tercera parte de lo que lo hizo en el mismo periodo de 2018, cuando sumó 53.934 autónomos, es decir, un crecimiento en 2019 un 68% inferior al que se produjo en 2018. Ello revela que el dinamismo en el crecimiento de autónomos se ha reducido de forma drástica y confirma -junto al incremento en 100.000 parados y a que se crea un 23,8% menos de empleo que en 2018- el mal ciclo para el empleo.
¿Puede caracterizar al autónomo en pluriactividad? ¿Es una figura emergente?
El autónomo en pluriactividad es aquel que simultáneamente cotiza en el Régimen General y en el RETA y es una figura en auge desde la crisis: desde 2009 se han incrementado en un 41% y en el tercer trimestre de este año ya son 123.984 personas en esa situación. Pero lo relevante es que, si bien la evolución positiva de esta figura durante la crisis podía explicarse por la búsqueda de ingresos adicionales, desde 2013 hasta ahora, periodo donde se producen los mayores incrementos, la evolución responde a la irrupción de la economía digital.
Las elecciones del 10 de noviembre son las cuartas convocadas en el último cuatrienio. ¿Va ello en detrimento de la estabilidad, la confianza y la certidumbre necesarias para la buena evolución del mercado laboral?
La incertidumbre política y la parálisis institucional impactan en la evolución del mercado de trabajo. La incertidumbre afecta a la capacidad de planificación y a la toma de decisiones por parte del autónomo, sobre todo a la hora de contratar. Tanto es así que en lo que llevamos de 2019, bajo el paraguas de los autónomos se han creado 32.000 empleos, un 60% menos que en 2018. Por otro lado, la parálisis institucional impacta sobre la cadena de empresas y negocios que trabajan con la administración pública, al producirse la dilación en la contratación de servicios, así como el tan temible “cierre de caja” y el aumento de la morosidad, que ya se está dando.
Desde la organización que preside se viene denunciando el incumplimiento por parte de las administraciones públicas de la Ley de Morosidad. ¿Ve una solución realista al problema?
Los plazos legales de pago a proveedores no se respetarán nunca si no existe sanción al incumplimiento de los mismos. La tramitación del régimen sancionador quedó en suspenso tras la convocatoria de elecciones a primeros de año, dejando de nuevo este tema sin resolver. En tiempos de desaceleración económica la morosidad es un arma de destrucción masiva del tejido empresarial y lo es aún más para los autónomos, el eslabón más débil. Y sí, hay una solución realista: tolerancia cero tanto en el sector público como en el privado mediante la sanción de cuándo ésta responde a un comportamiento reiterado y no justificado con el fin de financiarse de los proveedores.
¿Cómo interpreta las señales económicas que alertan de una desaceleración de las principales economías desarrolladas? ¿Puede vaticinar los efectos de la misma en materia de empleo?
Ya estamos viendo signos de desaceleración e incluso de recesión en Europa y por desgracia, a las amenazas globales para la economía, el Brexit y las guerras comerciales de Estados Unidos, se suma la inestabilidad política, lo que impide tomar las medidas necesarias para enfrentar tales desafíos. En España, pese a que mostramos cierta fortaleza en cuanto a nuestra economía y al empleo en comparación con nuestros vecinos, si no somos capaces de recuperar la normalidad institucional para enfrentar tanto el desafío territorial como la marcha de la economía, lo primero que se va a resentir es el empleo.
¿El colectivo de trabajadores autónomos puede verse afectado con más intensidad por la brecha digital?
Sí, un claro ejemplo de ello es la crisis del comercio y la caída de autónomos en el sector. Nadie ha preparado a los autónomos para afrontar el reto de la digitalización, no se han destinado recursos a formarlos ni a propiciar el diálogo con la nueva economía digital para crecer de la mano en vez de competir en desigualdad de condiciones. Lo único que se ha hecho hasta ahora es hablarles de términos que no entienden, de herramientas que no saben usar y decirles que deben hacerlo solos. Luego algunos se sorprenden de la conflictividad que se genera entre sectores tradicionales y digitales.