“Luchamos para que se apruebe una auténtica ley de mecenazgo, de corte europeo”
¿Cuáles son las principales fortalezas y debilidades del sistema fundacional en Catalunya?
Como fortalezas, señalaría el know how acumulado por fundaciones en sectores como los servicios sociales, la educación, la salud, la cultura, la cooperación o la investigación, donde en algunos casos desarrollan su labor en exclusiva, bien con sus propios recursos, bien con programas contratados o subvencionados en parte por las administraciones. Otra característica derivada de esta experiencia es la calidad, el talante y el estilo del servicio prestado. En cuanto a los retos, hay que avanzar en la percepción social de la filantropía y en dar a conocer la actividad de las fundaciones, y en la equiparación de los incentivos fiscales a los de los países de nuestro entorno.
¿Qué elementos del sistema no lucrativo de Estados Unidos deberían inspirar al autóctono?
En Estados Unidos los ciudadanos tienen claro que no pueden esperar que el Estado resuelva sus problemas y que es precisa una sociedad civil organizada que permita completar la actividad pública. El Estado debería apreciar el ahorro para sus arcas que le supone el servicio que prestan las fundaciones porque le evita tener que asumir esas prestaciones. Por tanto, falta una mayor conciencia pública que incentive fiscalmente las donaciones -de empresas y de ciudadanos individuales- a las fundaciones. La otra batalla por ganar es la de la conciencia social. Sigo el ejemplo de Estados Unidos: allí hay una gran concienciación, pero insisto, en este país las donaciones tienen un trato fiscal avanzado.
¿Es adecuada la actual legislación relacionada con la captación de recursos económicos por parte de este tipo de entidades?
Estudios publicados en Estados Unidos en 2016 y en Europa en 2013 cifraban el monto de las donaciones en Norteamérica en el equivalente al 2,1% del PIB, el 1,2% en Gran Bretaña, el 0,6% en la media europea y un escaso 0,2% en España. ¿Por qué sucede esto? Por una falta de compromiso ciudadano, quizás, pero también por los escasos beneficios fiscales. En España, una donación de hasta 1.000 euros tiene una deducción del 35% en la declaración de la renta, y en Francia supera el 60%. Desde hace años luchamos para que se apruebe una auténtica ley de mecenazgo, de corte europeo, pero nunca supera la resistencia del Ministerio de Hacienda de turno, aunque se debe reconocer un leve avance en las medidas dictadas en agosto de 2014.
En lo que respecta a la estrategia colaborativa entre las mismas, ¿es suficiente?
En la Coordinadora detectamos que muchas fundaciones que se ocupan de la misma materia no se conocían entre ellas. La existencia, en la entidad, de cuatro comisiones -Educación, Ámbito social, Investigación y Tecnología y Cultura- pretende aunar esfuerzos, conocer a fondo el sector e influir en las políticas públicas, pero también interrelacionar a las fundaciones de un mismo ámbito.
El debate en torno al papel de la mujer en la sociedad es de plena actualidad. ¿Cuál es la realidad en la materia en el ámbito de las fundaciones?
El Observatorio de las Fundaciones de Catalunya que hemos puesto en marcha tiene por objeto realizar una radiografía de la realidad del sector, con datos cuantitativos y cualitativos. No obstante, un estudio de la Asociación Española de Fundaciones cifra la plantilla de mujeres en un 59%. Algún otro informe sitúa la presencia femenina en un 74% en lo que se refiere exclusivamente al tercer sector, esto es, las entidades del ámbito social. Pero es obvio que hay espacio para la mejora en la paridad de los patronatos, ahora con una presencia masculina mayoritaria en una proporción de siete a tres.
En 2018 la Coordinadora cumple 40 años. ¿En qué medida los cambios económicos, sociales y tecnológicos obligan a una redefinición del papel de la organización que preside?
Es evidente que las fundaciones debemos reconvertirnos. El Estado del bienestar tal como lo hemos entendido es insostenible y alguien deberá satisfacer las demandas sociales crecientes. La solución debe venir de la colaboración público-privada, con una financiación que asegure la prestación de los servicios y con una gestión de las fundaciones eficaz y transparente que aligere el peso del sector público en plantilla e instalaciones. En tal contexto, la Coordinadora debe aportar permanentemente para avanzar en el conocimiento del sector, su relevancia social y humana, y la profesionalización de las actividades y de los integrantes del sector fundacional en Catalunya, en el camino del buen gobierno y el servicio a la sociedad.
“Luchamos para que se apruebe una auténtica ley de mecenazgo, de corte europeo”
¿Cuáles son las principales fortalezas y debilidades del sistema fundacional en Catalunya?
Como fortalezas, señalaría el know how acumulado por fundaciones en sectores como los servicios sociales, la educación, la salud, la cultura, la cooperación o la investigación, donde en algunos casos desarrollan su labor en exclusiva, bien con sus propios recursos, bien con programas contratados o subvencionados en parte por las administraciones. Otra característica derivada de esta experiencia es la calidad, el talante y el estilo del servicio prestado. En cuanto a los retos, hay que avanzar en la percepción social de la filantropía y en dar a conocer la actividad de las fundaciones, y en la equiparación de los incentivos fiscales a los de los países de nuestro entorno.
¿Qué elementos del sistema no lucrativo de Estados Unidos deberían inspirar al autóctono?
En Estados Unidos los ciudadanos tienen claro que no pueden esperar que el Estado resuelva sus problemas y que es precisa una sociedad civil organizada que permita completar la actividad pública. El Estado debería apreciar el ahorro para sus arcas que le supone el servicio que prestan las fundaciones porque le evita tener que asumir esas prestaciones. Por tanto, falta una mayor conciencia pública que incentive fiscalmente las donaciones -de empresas y de ciudadanos individuales- a las fundaciones. La otra batalla por ganar es la de la conciencia social. Sigo el ejemplo de Estados Unidos: allí hay una gran concienciación, pero insisto, en este país las donaciones tienen un trato fiscal avanzado.
¿Es adecuada la actual legislación relacionada con la captación de recursos económicos por parte de este tipo de entidades?
Estudios publicados en Estados Unidos en 2016 y en Europa en 2013 cifraban el monto de las donaciones en Norteamérica en el equivalente al 2,1% del PIB, el 1,2% en Gran Bretaña, el 0,6% en la media europea y un escaso 0,2% en España. ¿Por qué sucede esto? Por una falta de compromiso ciudadano, quizás, pero también por los escasos beneficios fiscales. En España, una donación de hasta 1.000 euros tiene una deducción del 35% en la declaración de la renta, y en Francia supera el 60%. Desde hace años luchamos para que se apruebe una auténtica ley de mecenazgo, de corte europeo, pero nunca supera la resistencia del Ministerio de Hacienda de turno, aunque se debe reconocer un leve avance en las medidas dictadas en agosto de 2014.
En lo que respecta a la estrategia colaborativa entre las mismas, ¿es suficiente?
En la Coordinadora detectamos que muchas fundaciones que se ocupan de la misma materia no se conocían entre ellas. La existencia, en la entidad, de cuatro comisiones -Educación, Ámbito social, Investigación y Tecnología y Cultura- pretende aunar esfuerzos, conocer a fondo el sector e influir en las políticas públicas, pero también interrelacionar a las fundaciones de un mismo ámbito.
El debate en torno al papel de la mujer en la sociedad es de plena actualidad. ¿Cuál es la realidad en la materia en el ámbito de las fundaciones?
El Observatorio de las Fundaciones de Catalunya que hemos puesto en marcha tiene por objeto realizar una radiografía de la realidad del sector, con datos cuantitativos y cualitativos. No obstante, un estudio de la Asociación Española de Fundaciones cifra la plantilla de mujeres en un 59%. Algún otro informe sitúa la presencia femenina en un 74% en lo que se refiere exclusivamente al tercer sector, esto es, las entidades del ámbito social. Pero es obvio que hay espacio para la mejora en la paridad de los patronatos, ahora con una presencia masculina mayoritaria en una proporción de siete a tres.
En 2018 la Coordinadora cumple 40 años. ¿En qué medida los cambios económicos, sociales y tecnológicos obligan a una redefinición del papel de la organización que preside?
Es evidente que las fundaciones debemos reconvertirnos. El Estado del bienestar tal como lo hemos entendido es insostenible y alguien deberá satisfacer las demandas sociales crecientes. La solución debe venir de la colaboración público-privada, con una financiación que asegure la prestación de los servicios y con una gestión de las fundaciones eficaz y transparente que aligere el peso del sector público en plantilla e instalaciones. En tal contexto, la Coordinadora debe aportar permanentemente para avanzar en el conocimiento del sector, su relevancia social y humana, y la profesionalización de las actividades y de los integrantes del sector fundacional en Catalunya, en el camino del buen gobierno y el servicio a la sociedad.
“Luchamos para que se apruebe una auténtica ley de mecenazgo, de corte europeo”
¿Cuáles son las principales fortalezas y debilidades del sistema fundacional en Catalunya?
Como fortalezas, señalaría el know how acumulado por fundaciones en sectores como los servicios sociales, la educación, la salud, la cultura, la cooperación o la investigación, donde en algunos casos desarrollan su labor en exclusiva, bien con sus propios recursos, bien con programas contratados o subvencionados en parte por las administraciones. Otra característica derivada de esta experiencia es la calidad, el talante y el estilo del servicio prestado. En cuanto a los retos, hay que avanzar en la percepción social de la filantropía y en dar a conocer la actividad de las fundaciones, y en la equiparación de los incentivos fiscales a los de los países de nuestro entorno.
¿Qué elementos del sistema no lucrativo de Estados Unidos deberían inspirar al autóctono?
En Estados Unidos los ciudadanos tienen claro que no pueden esperar que el Estado resuelva sus problemas y que es precisa una sociedad civil organizada que permita completar la actividad pública. El Estado debería apreciar el ahorro para sus arcas que le supone el servicio que prestan las fundaciones porque le evita tener que asumir esas prestaciones. Por tanto, falta una mayor conciencia pública que incentive fiscalmente las donaciones -de empresas y de ciudadanos individuales- a las fundaciones. La otra batalla por ganar es la de la conciencia social. Sigo el ejemplo de Estados Unidos: allí hay una gran concienciación, pero insisto, en este país las donaciones tienen un trato fiscal avanzado.
¿Es adecuada la actual legislación relacionada con la captación de recursos económicos por parte de este tipo de entidades?
Estudios publicados en Estados Unidos en 2016 y en Europa en 2013 cifraban el monto de las donaciones en Norteamérica en el equivalente al 2,1% del PIB, el 1,2% en Gran Bretaña, el 0,6% en la media europea y un escaso 0,2% en España. ¿Por qué sucede esto? Por una falta de compromiso ciudadano, quizás, pero también por los escasos beneficios fiscales. En España, una donación de hasta 1.000 euros tiene una deducción del 35% en la declaración de la renta, y en Francia supera el 60%. Desde hace años luchamos para que se apruebe una auténtica ley de mecenazgo, de corte europeo, pero nunca supera la resistencia del Ministerio de Hacienda de turno, aunque se debe reconocer un leve avance en las medidas dictadas en agosto de 2014.
En lo que respecta a la estrategia colaborativa entre las mismas, ¿es suficiente?
En la Coordinadora detectamos que muchas fundaciones que se ocupan de la misma materia no se conocían entre ellas. La existencia, en la entidad, de cuatro comisiones -Educación, Ámbito social, Investigación y Tecnología y Cultura- pretende aunar esfuerzos, conocer a fondo el sector e influir en las políticas públicas, pero también interrelacionar a las fundaciones de un mismo ámbito.
El debate en torno al papel de la mujer en la sociedad es de plena actualidad. ¿Cuál es la realidad en la materia en el ámbito de las fundaciones?
El Observatorio de las Fundaciones de Catalunya que hemos puesto en marcha tiene por objeto realizar una radiografía de la realidad del sector, con datos cuantitativos y cualitativos. No obstante, un estudio de la Asociación Española de Fundaciones cifra la plantilla de mujeres en un 59%. Algún otro informe sitúa la presencia femenina en un 74% en lo que se refiere exclusivamente al tercer sector, esto es, las entidades del ámbito social. Pero es obvio que hay espacio para la mejora en la paridad de los patronatos, ahora con una presencia masculina mayoritaria en una proporción de siete a tres.
En 2018 la Coordinadora cumple 40 años. ¿En qué medida los cambios económicos, sociales y tecnológicos obligan a una redefinición del papel de la organización que preside?
Es evidente que las fundaciones debemos reconvertirnos. El Estado del bienestar tal como lo hemos entendido es insostenible y alguien deberá satisfacer las demandas sociales crecientes. La solución debe venir de la colaboración público-privada, con una financiación que asegure la prestación de los servicios y con una gestión de las fundaciones eficaz y transparente que aligere el peso del sector público en plantilla e instalaciones. En tal contexto, la Coordinadora debe aportar permanentemente para avanzar en el conocimiento del sector, su relevancia social y humana, y la profesionalización de las actividades y de los integrantes del sector fundacional en Catalunya, en el camino del buen gobierno y el servicio a la sociedad.