La incertidumbre se trasladará al mercado inmobiliario y, por supuesto, a su financiación
La Reserva Federal de Estados Unidos acaba de subir tipos y el Banco Central Europeo ha modificado el discurso por boca de su presidenta, Christine Lagarde. El euríbor viene descontando desde hace tiempo el endurecimiento de la política monetaria…
Efectivamente, parece que tenemos en ciernes una subida de tipos.
¿Qué escenario prevé en cuanto a la estrategia hipotecaria del sector bancario español en un contexto de encarecimiento del precio del dinero, inédito en los últimos años?
Si se endurece la política monetaria, iremos viendo un paulatino ascenso de los tipos de interés. No obstante, en este escenario alcista es muy probable que en el corto plazo veamos estrategias diferenciadas según qué entidades financieras: habrá entidades que trasladen la subida al precio y habrá otras entidades con ánimo de ganar cuota que mantengan las tarifas. Sí observaremos un traslado de la actividad hacia tipos variables que reflejen mejor la situación general de la evolución de tipos.
¿Las actuales tasas de inflación condicionan ya a los clientes en el momento de optar entre hipotecas variables o a tipo fijo?
No es tanto la inflación como la expectativa de evolución de los tipos de interés. No obstante, a pesar de la incertidumbre, los criterios para contratar fijos o variables se mantienen intactos siendo ambas opciones igualmente válidas en este nuevo escenario.
Venimos de la crisis sanitaria y económica causada por el coronavirus. Ahora, el ataque ruso en Ucrania añade incertidumbre y provoca una crisis energética con múltiples derivadas. ¿Habrá afectación en el sector inmobiliario y, en consecuencia, en el mercado hipotecario?
Es muy posible que sí. En una inversión tan importante como la inmobiliaria en el entorno de una economía familiar, las expectativas de futuro son determinantes para su evolución futura. La pandemia no superada y la crisis de Ucrania generan una gran incertidumbre sobre la evolución de precios, tipos de interés, crecimiento económico y nivel de empleo, entre otros factores, lo que sin duda alguna se trasladará a la actividad inmobiliaria y, por supuesto, a su financiación. No será posible mantener estos ritmos de crecimiento en los que está instalado el mercado, dependiendo su evolución del tiempo por el que se prolongue la incertidumbre.
¿Cómo valora la evolución de la morosidad hipotecaria en España durante la pandemia?
Realmente bien porque estamos en unos niveles del entorno del 3% que, sin duda, son muy tranquilizadores. Y, aunque se arbitraron medidas paliativas -las conocidas “moratorias”- que han ayudado a su contención, éstas han ido venciendo y la morosidad ha resistido en niveles desconocidos en este último decenio.
¿Las fintech pueden ejercer competencia en materia hipotecaria?
Desde el punto de vista crediticio, no. El mercado hipotecario necesita muy altos volúmenes de inversión para su desarrollo y no está en el ánimo de estas entidades ser relevantes en la financiación. Otra cuestión es su reconocida importancia en la intermediación y u capacidad de llegada al cliente final. En la comercialización del producto irán cobrando a futuro una mayor relevancia.
Hay ayudas públicas directas para jóvenes destinadas al alquiler de vivienda. ¿Es realista pensar en la implicación pública en la financiación de su compra?
Hay que intentarlo. La financiación de compra de vivienda en el segmento de la población más sensible a la falta de ahorro, inestabilidad laboral y recursos escasos es muy complicada y no puede ser solo responsabilidad de las entidades financieras. Si se financia todo lo necesario, se sobreendeuda a la población y no se es riguroso en la gestión de los riesgos; y si se financia menos, altos porcentajes de jóvenes no pueden acceder a la compra. Parece muy razonable pensar que, para ir avanzando en programas de ayuda a este colectivo, hay que ir probando medidas de colaboración públicoprivada que suavicen la dificultad: cesión de suelos, avales, ayudas a la compra y fiscalidad son algunas cuestiones a valorar.
La incertidumbre se trasladará al mercado inmobiliario y, por supuesto, a su financiación
La Reserva Federal de Estados Unidos acaba de subir tipos y el Banco Central Europeo ha modificado el discurso por boca de su presidenta, Christine Lagarde. El euríbor viene descontando desde hace tiempo el endurecimiento de la política monetaria…
Efectivamente, parece que tenemos en ciernes una subida de tipos.
¿Qué escenario prevé en cuanto a la estrategia hipotecaria del sector bancario español en un contexto de encarecimiento del precio del dinero, inédito en los últimos años?
Si se endurece la política monetaria, iremos viendo un paulatino ascenso de los tipos de interés. No obstante, en este escenario alcista es muy probable que en el corto plazo veamos estrategias diferenciadas según qué entidades financieras: habrá entidades que trasladen la subida al precio y habrá otras entidades con ánimo de ganar cuota que mantengan las tarifas. Sí observaremos un traslado de la actividad hacia tipos variables que reflejen mejor la situación general de la evolución de tipos.
¿Las actuales tasas de inflación condicionan ya a los clientes en el momento de optar entre hipotecas variables o a tipo fijo?
No es tanto la inflación como la expectativa de evolución de los tipos de interés. No obstante, a pesar de la incertidumbre, los criterios para contratar fijos o variables se mantienen intactos siendo ambas opciones igualmente válidas en este nuevo escenario.
Venimos de la crisis sanitaria y económica causada por el coronavirus. Ahora, el ataque ruso en Ucrania añade incertidumbre y provoca una crisis energética con múltiples derivadas. ¿Habrá afectación en el sector inmobiliario y, en consecuencia, en el mercado hipotecario?
Es muy posible que sí. En una inversión tan importante como la inmobiliaria en el entorno de una economía familiar, las expectativas de futuro son determinantes para su evolución futura. La pandemia no superada y la crisis de Ucrania generan una gran incertidumbre sobre la evolución de precios, tipos de interés, crecimiento económico y nivel de empleo, entre otros factores, lo que sin duda alguna se trasladará a la actividad inmobiliaria y, por supuesto, a su financiación. No será posible mantener estos ritmos de crecimiento en los que está instalado el mercado, dependiendo su evolución del tiempo por el que se prolongue la incertidumbre.
¿Cómo valora la evolución de la morosidad hipotecaria en España durante la pandemia?
Realmente bien porque estamos en unos niveles del entorno del 3% que, sin duda, son muy tranquilizadores. Y, aunque se arbitraron medidas paliativas -las conocidas “moratorias”- que han ayudado a su contención, éstas han ido venciendo y la morosidad ha resistido en niveles desconocidos en este último decenio.
¿Las fintech pueden ejercer competencia en materia hipotecaria?
Desde el punto de vista crediticio, no. El mercado hipotecario necesita muy altos volúmenes de inversión para su desarrollo y no está en el ánimo de estas entidades ser relevantes en la financiación. Otra cuestión es su reconocida importancia en la intermediación y u capacidad de llegada al cliente final. En la comercialización del producto irán cobrando a futuro una mayor relevancia.
Hay ayudas públicas directas para jóvenes destinadas al alquiler de vivienda. ¿Es realista pensar en la implicación pública en la financiación de su compra?
Hay que intentarlo. La financiación de compra de vivienda en el segmento de la población más sensible a la falta de ahorro, inestabilidad laboral y recursos escasos es muy complicada y no puede ser solo responsabilidad de las entidades financieras. Si se financia todo lo necesario, se sobreendeuda a la población y no se es riguroso en la gestión de los riesgos; y si se financia menos, altos porcentajes de jóvenes no pueden acceder a la compra. Parece muy razonable pensar que, para ir avanzando en programas de ayuda a este colectivo, hay que ir probando medidas de colaboración públicoprivada que suavicen la dificultad: cesión de suelos, avales, ayudas a la compra y fiscalidad son algunas cuestiones a valorar.
La incertidumbre se trasladará al mercado inmobiliario y, por supuesto, a su financiación
La Reserva Federal de Estados Unidos acaba de subir tipos y el Banco Central Europeo ha modificado el discurso por boca de su presidenta, Christine Lagarde. El euríbor viene descontando desde hace tiempo el endurecimiento de la política monetaria…
Efectivamente, parece que tenemos en ciernes una subida de tipos.
¿Qué escenario prevé en cuanto a la estrategia hipotecaria del sector bancario español en un contexto de encarecimiento del precio del dinero, inédito en los últimos años?
Si se endurece la política monetaria, iremos viendo un paulatino ascenso de los tipos de interés. No obstante, en este escenario alcista es muy probable que en el corto plazo veamos estrategias diferenciadas según qué entidades financieras: habrá entidades que trasladen la subida al precio y habrá otras entidades con ánimo de ganar cuota que mantengan las tarifas. Sí observaremos un traslado de la actividad hacia tipos variables que reflejen mejor la situación general de la evolución de tipos.
¿Las actuales tasas de inflación condicionan ya a los clientes en el momento de optar entre hipotecas variables o a tipo fijo?
No es tanto la inflación como la expectativa de evolución de los tipos de interés. No obstante, a pesar de la incertidumbre, los criterios para contratar fijos o variables se mantienen intactos siendo ambas opciones igualmente válidas en este nuevo escenario.
Venimos de la crisis sanitaria y económica causada por el coronavirus. Ahora, el ataque ruso en Ucrania añade incertidumbre y provoca una crisis energética con múltiples derivadas. ¿Habrá afectación en el sector inmobiliario y, en consecuencia, en el mercado hipotecario?
Es muy posible que sí. En una inversión tan importante como la inmobiliaria en el entorno de una economía familiar, las expectativas de futuro son determinantes para su evolución futura. La pandemia no superada y la crisis de Ucrania generan una gran incertidumbre sobre la evolución de precios, tipos de interés, crecimiento económico y nivel de empleo, entre otros factores, lo que sin duda alguna se trasladará a la actividad inmobiliaria y, por supuesto, a su financiación. No será posible mantener estos ritmos de crecimiento en los que está instalado el mercado, dependiendo su evolución del tiempo por el que se prolongue la incertidumbre.
¿Cómo valora la evolución de la morosidad hipotecaria en España durante la pandemia?
Realmente bien porque estamos en unos niveles del entorno del 3% que, sin duda, son muy tranquilizadores. Y, aunque se arbitraron medidas paliativas -las conocidas “moratorias”- que han ayudado a su contención, éstas han ido venciendo y la morosidad ha resistido en niveles desconocidos en este último decenio.
¿Las fintech pueden ejercer competencia en materia hipotecaria?
Desde el punto de vista crediticio, no. El mercado hipotecario necesita muy altos volúmenes de inversión para su desarrollo y no está en el ánimo de estas entidades ser relevantes en la financiación. Otra cuestión es su reconocida importancia en la intermediación y u capacidad de llegada al cliente final. En la comercialización del producto irán cobrando a futuro una mayor relevancia.
Hay ayudas públicas directas para jóvenes destinadas al alquiler de vivienda. ¿Es realista pensar en la implicación pública en la financiación de su compra?
Hay que intentarlo. La financiación de compra de vivienda en el segmento de la población más sensible a la falta de ahorro, inestabilidad laboral y recursos escasos es muy complicada y no puede ser solo responsabilidad de las entidades financieras. Si se financia todo lo necesario, se sobreendeuda a la población y no se es riguroso en la gestión de los riesgos; y si se financia menos, altos porcentajes de jóvenes no pueden acceder a la compra. Parece muy razonable pensar que, para ir avanzando en programas de ayuda a este colectivo, hay que ir probando medidas de colaboración públicoprivada que suavicen la dificultad: cesión de suelos, avales, ayudas a la compra y fiscalidad son algunas cuestiones a valorar.