“La fiscalidad empresarial
supone un lastre para la
competitividad exterior”
¿Puede valorar el momento actual de las exportaciones españolas?
Las exportaciones españolas llevan ya varios trimestres, desde finales de 2018, experimentando un proceso de desaceleración, que nos ha llevado a registrar un crecimiento nulo durante el primer trimestre de 2019 con respecto al mismo periodo del año anterior. Sin duda, se trata de un dato muy preocupante, que nos está indicando una tendencia y nos adelanta un comportamiento menos expansivo del ciclo económico.
¿En qué factores debe fundamentarse la competitividad internacional de las empresas del país?
Las empresas se examinan cada día en el mercado y deben tratar de incorporar innovación tanto en los bienes y servicios que producen como en sus procesos, deben potenciar la marca y tener estrategias de largo plazo orientadas a la internacionalización. Todo esto depende de las propias empresas. Sin embargo, hay un factor que no depende de ellas: es el marco regulatorio, que puede encorsetar o dar alas a su actividad productiva. Por esa razón, aspectos como el de la fiscalidad empresarial, que ha venido siendo fuertemente gravada por los últimos Gobiernos, supone un lastre para la competitividad exterior de nuestras empresas.
¿El marco público y privado de financiación de la actividad exportadora se adecua a las necesidades y a las características del tejido productivo en España?
Puede decirse que, en términos generales, contamos con instrumentos adecuados para la financiación de la actividad exportadora; otra cosa es la dotación de estos instrumentos y la agilidad con que se gestionan. Por ejemplo, creemos que deberíamos contar con unos esquemas oficiales de financiación más agresivos para las regiones con alto potencial de crecimiento económico, como África o Asia, donde nuestra presencia empresarial es más reducida. También, en lo que concierne a las tareas de apoyo y promoción del comercio exterior, sería deseable que organismos como el ICEX incrementasen su dotación presupuestaria a niveles precrisis.
Venimos de una prórroga de los Presupuestos Generales del Estado de 2018. ¿Qué pediría a las cuentas públicas para 2020 pensando en el impulso del sector exportador?
En la medida en que el milagro de la exportación española en los últimos diez años ha sido consecuencia de una mejora general de la competitividad vía el ajuste de costes, solicitamos que el Gobierno adopte una política fiscal que no penalice a las empresas en esta vertiente. Asimismo, sería deseable que se les facilite la desgravación de gastos incurridos por filiales y operaciones en el exterior. Además, existen otras medidas que no tienen coste, como ampliar la red de países con los que España tiene convenios para evitar la doble imposición.
¿Qué opinión le merece el reciente tratado de libre comercio alcanzado por la Unión Europea y Mercosur?
Nuestra valoración es muy positiva. Creemos que puede representar un revulsivo para las exportaciones españolas a esa área económica, donde las empresas españolas mantienen unos flujos comerciales discretos, a pesar de los vínculos históricos que España mantiene con los cuatro países que la conforman (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y de la elevada inversión directa de empresas españolas en estos países.
¿Cree que los conatos proteccionistas mediante la aplicación de aranceles puede generar una crisis económica global? ¿O se trata solo de meras estrategias de presión y negociación, muy del agrado del presidente Donald Trump?
La guerra comercial genera incertidumbre en todo el mundo, retrae la inversión y penaliza el crecimiento. No puede hablarse de países beneficiados y perjudicados por estas medidas; al final, perdemos todos. No debemos olvidar que las empresas -sean del país que sean- están integradas en cadenas globales de valor, y si por razón de los aranceles se encarecen los insumos que necesitan para fabricar sus productos, el coste final de estos productos se elevará y las exportaciones se resentirán. Además, pierden también los consumidores, que ven encarecidos los productos que consumen.
“La fiscalidad empresarial
supone un lastre para la
competitividad exterior”
¿Puede valorar el momento actual de las exportaciones españolas?
Las exportaciones españolas llevan ya varios trimestres, desde finales de 2018, experimentando un proceso de desaceleración, que nos ha llevado a registrar un crecimiento nulo durante el primer trimestre de 2019 con respecto al mismo periodo del año anterior. Sin duda, se trata de un dato muy preocupante, que nos está indicando una tendencia y nos adelanta un comportamiento menos expansivo del ciclo económico.
¿En qué factores debe fundamentarse la competitividad internacional de las empresas del país?
Las empresas se examinan cada día en el mercado y deben tratar de incorporar innovación tanto en los bienes y servicios que producen como en sus procesos, deben potenciar la marca y tener estrategias de largo plazo orientadas a la internacionalización. Todo esto depende de las propias empresas. Sin embargo, hay un factor que no depende de ellas: es el marco regulatorio, que puede encorsetar o dar alas a su actividad productiva. Por esa razón, aspectos como el de la fiscalidad empresarial, que ha venido siendo fuertemente gravada por los últimos Gobiernos, supone un lastre para la competitividad exterior de nuestras empresas.
¿El marco público y privado de financiación de la actividad exportadora se adecua a las necesidades y a las características del tejido productivo en España?
Puede decirse que, en términos generales, contamos con instrumentos adecuados para la financiación de la actividad exportadora; otra cosa es la dotación de estos instrumentos y la agilidad con que se gestionan. Por ejemplo, creemos que deberíamos contar con unos esquemas oficiales de financiación más agresivos para las regiones con alto potencial de crecimiento económico, como África o Asia, donde nuestra presencia empresarial es más reducida. También, en lo que concierne a las tareas de apoyo y promoción del comercio exterior, sería deseable que organismos como el ICEX incrementasen su dotación presupuestaria a niveles precrisis.
Venimos de una prórroga de los Presupuestos Generales del Estado de 2018. ¿Qué pediría a las cuentas públicas para 2020 pensando en el impulso del sector exportador?
En la medida en que el milagro de la exportación española en los últimos diez años ha sido consecuencia de una mejora general de la competitividad vía el ajuste de costes, solicitamos que el Gobierno adopte una política fiscal que no penalice a las empresas en esta vertiente. Asimismo, sería deseable que se les facilite la desgravación de gastos incurridos por filiales y operaciones en el exterior. Además, existen otras medidas que no tienen coste, como ampliar la red de países con los que España tiene convenios para evitar la doble imposición.
¿Qué opinión le merece el reciente tratado de libre comercio alcanzado por la Unión Europea y Mercosur?
Nuestra valoración es muy positiva. Creemos que puede representar un revulsivo para las exportaciones españolas a esa área económica, donde las empresas españolas mantienen unos flujos comerciales discretos, a pesar de los vínculos históricos que España mantiene con los cuatro países que la conforman (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y de la elevada inversión directa de empresas españolas en estos países.
¿Cree que los conatos proteccionistas mediante la aplicación de aranceles puede generar una crisis económica global? ¿O se trata solo de meras estrategias de presión y negociación, muy del agrado del presidente Donald Trump?
La guerra comercial genera incertidumbre en todo el mundo, retrae la inversión y penaliza el crecimiento. No puede hablarse de países beneficiados y perjudicados por estas medidas; al final, perdemos todos. No debemos olvidar que las empresas -sean del país que sean- están integradas en cadenas globales de valor, y si por razón de los aranceles se encarecen los insumos que necesitan para fabricar sus productos, el coste final de estos productos se elevará y las exportaciones se resentirán. Además, pierden también los consumidores, que ven encarecidos los productos que consumen.
“La fiscalidad empresarial
supone un lastre para la
competitividad exterior”
¿Puede valorar el momento actual de las exportaciones españolas?
Las exportaciones españolas llevan ya varios trimestres, desde finales de 2018, experimentando un proceso de desaceleración, que nos ha llevado a registrar un crecimiento nulo durante el primer trimestre de 2019 con respecto al mismo periodo del año anterior. Sin duda, se trata de un dato muy preocupante, que nos está indicando una tendencia y nos adelanta un comportamiento menos expansivo del ciclo económico.
¿En qué factores debe fundamentarse la competitividad internacional de las empresas del país?
Las empresas se examinan cada día en el mercado y deben tratar de incorporar innovación tanto en los bienes y servicios que producen como en sus procesos, deben potenciar la marca y tener estrategias de largo plazo orientadas a la internacionalización. Todo esto depende de las propias empresas. Sin embargo, hay un factor que no depende de ellas: es el marco regulatorio, que puede encorsetar o dar alas a su actividad productiva. Por esa razón, aspectos como el de la fiscalidad empresarial, que ha venido siendo fuertemente gravada por los últimos Gobiernos, supone un lastre para la competitividad exterior de nuestras empresas.
¿El marco público y privado de financiación de la actividad exportadora se adecua a las necesidades y a las características del tejido productivo en España?
Puede decirse que, en términos generales, contamos con instrumentos adecuados para la financiación de la actividad exportadora; otra cosa es la dotación de estos instrumentos y la agilidad con que se gestionan. Por ejemplo, creemos que deberíamos contar con unos esquemas oficiales de financiación más agresivos para las regiones con alto potencial de crecimiento económico, como África o Asia, donde nuestra presencia empresarial es más reducida. También, en lo que concierne a las tareas de apoyo y promoción del comercio exterior, sería deseable que organismos como el ICEX incrementasen su dotación presupuestaria a niveles precrisis.
Venimos de una prórroga de los Presupuestos Generales del Estado de 2018. ¿Qué pediría a las cuentas públicas para 2020 pensando en el impulso del sector exportador?
En la medida en que el milagro de la exportación española en los últimos diez años ha sido consecuencia de una mejora general de la competitividad vía el ajuste de costes, solicitamos que el Gobierno adopte una política fiscal que no penalice a las empresas en esta vertiente. Asimismo, sería deseable que se les facilite la desgravación de gastos incurridos por filiales y operaciones en el exterior. Además, existen otras medidas que no tienen coste, como ampliar la red de países con los que España tiene convenios para evitar la doble imposición.
¿Qué opinión le merece el reciente tratado de libre comercio alcanzado por la Unión Europea y Mercosur?
Nuestra valoración es muy positiva. Creemos que puede representar un revulsivo para las exportaciones españolas a esa área económica, donde las empresas españolas mantienen unos flujos comerciales discretos, a pesar de los vínculos históricos que España mantiene con los cuatro países que la conforman (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y de la elevada inversión directa de empresas españolas en estos países.
¿Cree que los conatos proteccionistas mediante la aplicación de aranceles puede generar una crisis económica global? ¿O se trata solo de meras estrategias de presión y negociación, muy del agrado del presidente Donald Trump?
La guerra comercial genera incertidumbre en todo el mundo, retrae la inversión y penaliza el crecimiento. No puede hablarse de países beneficiados y perjudicados por estas medidas; al final, perdemos todos. No debemos olvidar que las empresas -sean del país que sean- están integradas en cadenas globales de valor, y si por razón de los aranceles se encarecen los insumos que necesitan para fabricar sus productos, el coste final de estos productos se elevará y las exportaciones se resentirán. Además, pierden también los consumidores, que ven encarecidos los productos que consumen.