Sin duda la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual -unánimemente conocida como la ley del “solo sí es sí”- ha sido, en lo que va de legislatura, una de las novedades normativas que más debate mediático y tensión política ha generado.
El principal cambio normativo que ha introducido es la unificación de los anteriores tipos de abuso y agresión sexual, antes este último delito reservado para cuando hubiera existido violencia o intimidación. La eliminación de tal distinción es poner el foco en la existencia de consentimiento, de forma que, todo acto sexual sin consentimiento libremente expresado por la otra parte se tipifica como agresión sexual con independencia de que medie o no violencia o intimidación.
Sin embargo, es un hecho empíricamente demostrado que la aplicación de la citada norma -en atención al principio constitucional de la retroactividad de aplicar la ley más favorable al reo- ha tenido como efecto adverso una revisión a a baja de las condenas por delitos de agresión sexual e incluso excarcelaciones.
Con ánimo de paliar dichos efectos indeseados, el grupo parlamentario socialista (que ha reconocido de forma pública las negativas consecuencias de la aplicación de la ley y ha lamentado tal situación) ha promovido una proposición de ley para la reforma de la ley del “solo sí es sí” manteniendo el modelo centrado en el consentimiento.
Sin duda la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual -unánimemente conocida como la ley del “solo sí es sí”- ha sido, en lo que va de legislatura, una de las novedades normativas que más debate mediático y tensión política ha generado.
El principal cambio normativo que ha introducido es la unificación de los anteriores tipos de abuso y agresión sexual, antes este último delito reservado para cuando hubiera existido violencia o intimidación. La eliminación de tal distinción es poner el foco en la existencia de consentimiento, de forma que, todo acto sexual sin consentimiento libremente expresado por la otra parte se tipifica como agresión sexual con independencia de que medie o no violencia o intimidación.
Sin embargo, es un hecho empíricamente demostrado que la aplicación de la citada norma -en atención al principio constitucional de la retroactividad de aplicar la ley más favorable al reo- ha tenido como efecto adverso una revisión a a baja de las condenas por delitos de agresión sexual e incluso excarcelaciones.
Con ánimo de paliar dichos efectos indeseados, el grupo parlamentario socialista (que ha reconocido de forma pública las negativas consecuencias de la aplicación de la ley y ha lamentado tal situación) ha promovido una proposición de ley para la reforma de la ley del “solo sí es sí” manteniendo el modelo centrado en el consentimiento.
Sin duda la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual -unánimemente conocida como la ley del “solo sí es sí”- ha sido, en lo que va de legislatura, una de las novedades normativas que más debate mediático y tensión política ha generado.
El principal cambio normativo que ha introducido es la unificación de los anteriores tipos de abuso y agresión sexual, antes este último delito reservado para cuando hubiera existido violencia o intimidación. La eliminación de tal distinción es poner el foco en la existencia de consentimiento, de forma que, todo acto sexual sin consentimiento libremente expresado por la otra parte se tipifica como agresión sexual con independencia de que medie o no violencia o intimidación.
Sin embargo, es un hecho empíricamente demostrado que la aplicación de la citada norma -en atención al principio constitucional de la retroactividad de aplicar la ley más favorable al reo- ha tenido como efecto adverso una revisión a a baja de las condenas por delitos de agresión sexual e incluso excarcelaciones.
Con ánimo de paliar dichos efectos indeseados, el grupo parlamentario socialista (que ha reconocido de forma pública las negativas consecuencias de la aplicación de la ley y ha lamentado tal situación) ha promovido una proposición de ley para la reforma de la ley del “solo sí es sí” manteniendo el modelo centrado en el consentimiento.